Un archivo comprimido es como una caja en la que puedes guardar cualquier tipo de información (imágenes, documentos, música...), esta información se codifica y se comprime para ocupar un menor espacio, por lo que resulta mucho más fácil transportar tus archivos, enviarlos a través de internet o incluso almacenarlos.
Si para crear un archivo comprimido fue necesario seleccionar los archivos y comprimirlos, para acceder a ellos tendremos que realizar la orden contraria: descomprimirlos.
Sigue pensando en el símil de la caja: puedes ver lo que hay dentro, pero para trabajar con ello antes tendrás que sacarlo.
Los programas más utilizados son WinZip y WinRAR. WinZip comprime tus archivos en formato .ZIP, un formato muy cómodo pues no te hará falta ningún programa complementario para descomprimirlo, ya que Windows XP soporta este tipo de archivos y gestiona su descompresión automáticamente (únicamente deberás decirle en que carpeta ubicar tus archivos tras descomprimirlos). WinRAR, sin embargo, soporta dos tipos de compresión diferentes: .ZIP y .RAR.
WinRAR se trata de una herramienta bastante completa, te da opción a comprimir en un archivo .ZIP (compatible) o alcanzar un mayor grado de compresión almacenando tus archivos en un .RAR. En cualquier caso, la apariencia de ambos programas es muy similar,
Para extraer los archivos comprimidos del archivo deberás seleccionar aquellos que te interesen y hacer clic en el botón Extract (en WinZip) o Extraer en (en WinRAR). Recuerda que algunos archivos comprimidos contienen archivos dependientes unos de otros, por lo que necesitarás extraerlos todos para que funcionen correctamente.
Ten en cuenta que al instalar el programa compresor, Windows asocia el tipo de archivo comprimido al programa, por lo tanto cada vez que intentes abrir un achivo se abrirá la ventana del programa mostrando el contenido del archivo.
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